Hasta la década que se inicia en 1950, el Uruguay navegó bajo el signo de una sostenida bonanza, en el reino de la felicidad y de facilidad. De espaldas en América Latina y a sus dolorosas convulsiones, vivió orgulloso de su estilo de vida, de sus instituciones políticas, de su sistema de seguridad social, de su "europeidad", de su literatura y de su fútbol. Los uruguayos no se preocupaban por indagar cuáles eran las causas de su elevado nivel de vida. Resultaba más sencillo y reconfortante admitirlo como un hecho más de la realidad. Así fue que, cuando aparecieron los primeros nu- barrones sobre el horizonte, se obstinaron en no verlos y continuaron dedicados al goce y dilapidación de la herencia. Hoy, con desconcierto, comienzan a sospechar que la barca construida para navegar en la bonanza no es capaz de hacerlo en aguas turbulentas.\n\nTal es la historia en cuya mecánica penetra este pequeño libro.
Hasta la década que se inicia en 1950, el Uruguay navegó bajo el signo de una sostenida bonanza, en el reino de la felicidad y de facilidad. De espaldas en América Latina y a sus dolorosas convulsiones, vivió orgulloso de su estilo de vida, de sus instituciones políticas, de su sistema de seguridad social, de su "europeidad", de su literatura y de su fútbol. Los uruguayos no se preocupaban por indagar cuáles eran las causas de su elevado nivel de vida. Resultaba más sencillo y reconfortante admitirlo como un hecho más de la realidad. Así fue que, cuando aparecieron los primeros nu- barrones sobre el horizonte, se obstinaron en no verlos y continuaron dedicados al goce y dilapidación de la herencia. Hoy, con desconcierto, comienzan a sospechar que la barca construida para navegar en la bonanza no es capaz de hacerlo en aguas turbulentas.\n\nTal es la historia en cuya mecánica penetra este pequeño libro.