"Cuando las calesitas nos tocaban el timbre o golpeaban el aldabón de nuestras casa para invitarnos a dar unas vueltas gratis; cuando la pelota de fútbol, de goma, o de trapo- nos hacía señas eu dirección del potrero: cuando, como en la biblica promesa, no había sino una única dilatada luz. un sol trotante y parlanchinero; cuando... Cuando, ahora, ahora que diez, veinte. treinta años trajeron su lejanía, el corazón se nos vuela como una trepidante mariposa de octubre, y cuestan las palabras porque aquello está más allá o más acú del len guaje. Y entonces querríamos ya no hablar. no intentar torpemente decir lo que fue, sino desplegar, por medio de una magia de la que no somos dueños, entero y maravilloso. el paisaje. Abrir, mostrar, tirados a la basura todos los negros y los grises. los lugares y los días en que aprendimos el cielo."\n\nAño: 1975
"Cuando las calesitas nos tocaban el timbre o golpeaban el aldabón de nuestras casa para invitarnos a dar unas vueltas gratis; cuando la pelota de fútbol, de goma, o de trapo- nos hacía señas eu dirección del potrero: cuando, como en la biblica promesa, no había sino una única dilatada luz. un sol trotante y parlanchinero; cuando... Cuando, ahora, ahora que diez, veinte. treinta años trajeron su lejanía, el corazón se nos vuela como una trepidante mariposa de octubre, y cuestan las palabras porque aquello está más allá o más acú del len guaje. Y entonces querríamos ya no hablar. no intentar torpemente decir lo que fue, sino desplegar, por medio de una magia de la que no somos dueños, entero y maravilloso. el paisaje. Abrir, mostrar, tirados a la basura todos los negros y los grises. los lugares y los días en que aprendimos el cielo."\n\nAño: 1975