"Me acusan de falta de ecuanimidad, de excesiva pasión en mis polémicas... pero en cambio, son ellos las víctimas de un estado de conciencia que les impide toda ecuanimidad.\nLa niña que se ha criado entre sábanas de holanda, cree que es una tortura la molestia que le ocasiona el mínimo remiendo de las mismas. Ignora que una enorme cantidad de niñas no conocen la holanda, ni el bramante, ni siquiera la arpillera. Y cuando lo sabe, supone que éste es un dictado de la divina Providencia y que todo el problema consiste en que desaparezcan los remiendos en las sábanas de las niñas que se acuestan entre holandas.\nOlvidan que estamos bajo la ley del embudo y terminan por creer que lo angosto del mismo no existe aunque pase por allá la casi totalidad del país... Con una sensibilidad de pétalos de rosas consideran falta de ecuanimidad la menor violencia, así sea verbal, de los oprimidos, del país oficialmente inexistente, pero sobre el que carga el peso de todos los sacrificios y responsabilidades. El país debe ser austero, prudente, amoroso, mientras les desborda la grasa a los que colocados en lo ancho del embudo gozan de todos los privilegios, ejercen el monopolio de los derechos cívicos y sociales y pueden injuriar y calificar sin comprometer la famosa 'conciliación de la familia argentina'". Arturo Jauretche\nBuen estado. Con algunos pocos subrayados en birome.
"Me acusan de falta de ecuanimidad, de excesiva pasión en mis polémicas... pero en cambio, son ellos las víctimas de un estado de conciencia que les impide toda ecuanimidad.\nLa niña que se ha criado entre sábanas de holanda, cree que es una tortura la molestia que le ocasiona el mínimo remiendo de las mismas. Ignora que una enorme cantidad de niñas no conocen la holanda, ni el bramante, ni siquiera la arpillera. Y cuando lo sabe, supone que éste es un dictado de la divina Providencia y que todo el problema consiste en que desaparezcan los remiendos en las sábanas de las niñas que se acuestan entre holandas.\nOlvidan que estamos bajo la ley del embudo y terminan por creer que lo angosto del mismo no existe aunque pase por allá la casi totalidad del país... Con una sensibilidad de pétalos de rosas consideran falta de ecuanimidad la menor violencia, así sea verbal, de los oprimidos, del país oficialmente inexistente, pero sobre el que carga el peso de todos los sacrificios y responsabilidades. El país debe ser austero, prudente, amoroso, mientras les desborda la grasa a los que colocados en lo ancho del embudo gozan de todos los privilegios, ejercen el monopolio de los derechos cívicos y sociales y pueden injuriar y calificar sin comprometer la famosa 'conciliación de la familia argentina'". Arturo Jauretche\nBuen estado. Con algunos pocos subrayados en birome.